30.8.05

Cómplices

No me pude escapar y tuve que llamar a Esther. Una conversación desganada en la que ya sabia lo poco que iba a durar su interés por mí y lo mucho que iba a abarcar su inagotable fuente de yo, mi, a mí, etc.
Quería que supiera que después de pasarlo muy mal estos dos últimos años, ya se había repuesto y estaba intentando que su marido se hartara de ella, como siempre haciendo gilipolleces de adolescente. Lo que no me explico, es que después de tanto tiempo de mi ausencia paternalista, siga buscando mi complicidad y bendición para todas sus trastadas, cuando lo más que le puedo demostrar es indiferencia y un poco de hastío.
Que sí, que ya te llamaré.
Tenía otro mensaje, esta vez de Sonia, que también me echa de menos. Es curioso esto de las cadenas de pensamiento.

28.8.05

volver

Esa es la palabra, con todo lo que ella implica. Lo que me jode es pensar que nunca se me había atragantado tanto, hasta hoy. Supongo que esto te pasa cuando has estado tan a gusto que no te habrías pensado mucho el cambiar tu vida rutinaria por un poquito de vida de allí.

17.8.05

Hilda

Esta vez ha sido Hilda la que me ha llamado. No le iba a decir que no a mi vieja compañera de viajes, así que quedamos para hacer unos cuantos cortados (ella, yo con uno voy servida).
Me ha contado lo de su separación, lo del nuevo novio y me ha puesto al día de las antiguas "amigas" del bar con las que se ha cruzado ultimamente.
A la gente siempre le ha extrañado mi amistad con ella, por su caracter y porque no creen que tengamos nada en común, pero uno de mis motivos es precisamente que me llame después de casi dos años y no salgan reproches de por medio. Todos hemos tenido algo que hacer cuando no nos hemos llamado en todo ese tiempo y no hace falta decir más.
A ver de quién es la próxima llamada que se haya acordado de mí después de los conciertos de U2.

10.8.05

Esther

Acabo de escuchar un mensaje de una llamada no contestada. Por el número sé que es ella, pero ni idea de porqué me llama este año. El año pasado fue por la muerte de su padre, o eso me dijeron luego porque yo no devolví las llamadas. No era la persona más idónea para consolarla, de hecho no lo soy desde la adolescencia que ella se encargó de acabar antes de hora.
Visto hoy resulta ridículo, pero aún hoy sigo pensando que todo el mundo tiene la capacidad de elegir lo que hace, y que si te estás arriesgando a meter la pata en algo, debes asumir tu responsabilidad cuando la cagas.
No sé si soy egoísta, terca o jodidamente rencorosa, pero decidí sacarla de mi vida porque era lo que estaba esperando desde hacía casi 20 años, y aún sabiendo que no me comporto como una buena persona, debo ser sincera conmigo misma y asumir lo que hago.

Ya tengo otro trocito de infierno ganado. Dentro de poco empiezo las obras de mi mansión, que ya tengo cola para la primera fiesta.
Bajo caminando por una calle y veo a un anciano de unos 200 años con bastón, boina y demás, que sube por la acera de enfrente. Tengo un pensamiento de aflicción por la soledad del pobre hombre, intentando caminar sin tropezarse, cuando se para y me mira. Gira la cabeza de norte a sur y se asegura de que no hay nadie cerca.
-Gubiaaa!!!
-Rubia yo?
-Hi bieneh a mi caza, tescho un polvo y te doy 1000 pehetah.
-Es que no puede esperar a morirse, o qué?
-Ej que mira que me gujtah...
Y allá bajaba yo, riéndome de lo de las 1000 pesetas y de la poca vista del viejo.

9.8.05

Ando un poco ofuscada ultimamente. Se me ocurren tantas cosas sobre las que escribir que podría hacer una novela, pero todas son acerca de tristezas y desencantos, así que visto el plan, creo que será mejor que lo deje para el muro de las lamentaciones, que yo ya estoy harta de quejarme siempre.
Necesito urgentemente irme esa semana de vacaciones, a tomar viento fresco de verdad.