23.4.07

Las Cruzadas

- Oye, que vamos a salir de fiesta. Te apuntas?
Levanto la ceja:
-Y eso? De quien es la reivindicación?
Caras blancas, una roja. Vale, Caperucita no es.
-Borde eres..
-Si, pero de quién es la protesta?
-Pues de nosotras dos que estamos picadas con nuestros maridos.
Cara de "me he emocionao":
-Y de paso podríais protestar también por el precio de la vivienda..
-Estúpida, kerrtqìfq3wty4128tdñayñ.,.w
-Je, je..

18.4.07

Escondite

Es esto un refugio? Un lugar donde escribo lo que no quiero decir en voz alta, un escondite donde juego conmigo misma a que no me encuentro en cuanto entro en él, como cuando era pequeña y casi nunca me encontraban los de la calle porque me escondía en los sitios oscuros en los que temían meterse los demás.
Seguimos jugando a las mismas cosas que cuando éramos mocos y yo sigo teniendo aptitudes innatas para ir donde nadie se atreve.

10.4.07

La maleta roja

Cuando volví en navidades traía la maleta vacía de regalos y de algo más. Me dejé allí esos sentimientos que no encontraba y que creí poder superar sin más, como el que oye llover. Pero antes o después me tenía que dar cuenta de que no soy tan fría ni tan dura como pretendo y que iba a tener que enfrentarme con esa soledad en la que me han dejado. He intentado hablar del tema desde lejos, sin mojarme, dando a entender que he aceptado y asumido las consecuencias inevitables de esa puta enfermedad, pero un buen día algo me remueve las entrañas y me dice que no he superado una mierda, que me duele cada vez que lo pienso y que siempre voy a tener esa sensación de haber fallado en algo, de no haber hecho más cuando veía que ella se apagaba porque estaba demasiado ocupada en mi misma.
Ayer ví a una abuela en una peli, sentada sola delante de la tele como si fuera un mueble más y no pude contenerme más.

9.4.07

Bon vouyage


A última hora y de forma un tanto aventurera nos fuimos para Francia. Nadie había oído hablar de Carcassonne, por lo que me parece extraño que se dejaran llevar por mí, aunque creo que la próxima ya no colará.
Nos hemos hartado de comer bien (vaya con los franceses del sur), carnes, crepes, quesos y patés. Lo que parecía iba a ser la ciudad de paso acabó convirtiéndose en la estrella del viaje, y es que Narbonne es encantadora, pequeña y acogedora. Nos han tratado como a reyes y no nos hemos dejado la paga en hoteles, tal y como proponían desde una agencia de reservas. Mejor, porque cuando llegamos a Le Citè de Carcassonne y vimos la aglomeración de turistas por centímetro cuadrado se nos quitaron las ganas de visitas guiadas ni porras. Qué desencanto me llevé, no solo por la masificación, sino por lo artificial que resultaba la estampa, casi parecía Eurodisney aquello.
Lo mejor, el picnic y la fiesta en el Tierra Madre, que siempre pasa igual y cuando se pone alcohol por medio a todos se nos alivian las tensiones.
Otro descubrimiento, la ciudad de Girona, que tengo que visitar con más detenimiento.