9.4.07

Bon vouyage


A última hora y de forma un tanto aventurera nos fuimos para Francia. Nadie había oído hablar de Carcassonne, por lo que me parece extraño que se dejaran llevar por mí, aunque creo que la próxima ya no colará.
Nos hemos hartado de comer bien (vaya con los franceses del sur), carnes, crepes, quesos y patés. Lo que parecía iba a ser la ciudad de paso acabó convirtiéndose en la estrella del viaje, y es que Narbonne es encantadora, pequeña y acogedora. Nos han tratado como a reyes y no nos hemos dejado la paga en hoteles, tal y como proponían desde una agencia de reservas. Mejor, porque cuando llegamos a Le Citè de Carcassonne y vimos la aglomeración de turistas por centímetro cuadrado se nos quitaron las ganas de visitas guiadas ni porras. Qué desencanto me llevé, no solo por la masificación, sino por lo artificial que resultaba la estampa, casi parecía Eurodisney aquello.
Lo mejor, el picnic y la fiesta en el Tierra Madre, que siempre pasa igual y cuando se pone alcohol por medio a todos se nos alivian las tensiones.
Otro descubrimiento, la ciudad de Girona, que tengo que visitar con más detenimiento.

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