11.10.05

Montse

Ayer Montse me hizo feliz, aunque ella seguro que no se imagina cuanto. Da gusto cuando te encuentras con alguien que cada vez que habla, deja grabadas a fuego sus palabras como si de las tablas de Moisés se tratara. Sobre todo cuando hacía callar con la ley por argumento a la inútil de recursos humanos y al bocazas del encargado general. AH! Qué gustazo verles las caras de compromiso y sin poder rebatir nada de lo que se les acusaba en la denuncia protagonista de los hechos.
Dicen que después de Dios, las personas más poderosas son los notarios. El tercer lugar está ocupado sin duda por los inspectores de trabajo.

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