26.4.06

Tourist

Ayer fuí turista en Madrid. Como casi toda la gente que me cruzaba por las calles del casco viejo, donde me llevaron a tomar algo a una tezzaza en la famosa Plaza Real. Todos los allí sentados eran de fuera, de Europa, América o Catalonia, todos mirábamos a la camarera pensando si seríamos tan afortunados de que nos sirviera bien lo que habíamos pedido, o por el contrario nos levantaríamos enfadados como una familia francesa que dejó bien claro que no les había parecido eficaz el servicio.
Para ambientar un poco el decorado, se nos sentaron enfrente dos guitarristas a aporrear las cuerdas de unas más que sufridas guitarras, tras lo cual se arrancaron a proferir lamentos que pretendían parecer flamenco, que nos estaban poniendo los pelos de punta a los que tenemos alguna noción sobre el tema y que a los guiris de verdad les estaba pareciendo maravilloso.
Algo extraño, verse sentado en ese lugar tan conocido y tener la absurda sensación de ser tan extraño como los vikingos que se bañaban en cerveza a las 4 de la tarde.

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