El pasado viernes no existía en mi calendario. Claro que yo no lo supe hasta el sábado. La razón: a las 3 aprox. de la mañana me llevaron a un sofá a reponerme y me desperté a las 7 y pico rodeada de gente que quería ocupar mi sitio en el susodicho sofá. Y ni qué decir tiene que no lo pasé nada bien cuando intenté levantarme a las 4 y media. Tenía a mi vieja amiga de color verde rondándome el estómago y haciéndome ver que el beber nunca ha sido lo mío. Total, del sofá a la cama y viceversa. Para no recordar.
Las verbenas ya no las aguanto como antes, o por lo menos lo que bebí en esta mi cuerpo no lo quería asimilar. Ay!,la falta de costumbre.