9.2.07

Ams..

Pues no hubo setas ni maría, pero sí que hubo bicis. Pedazo de hierro que simboliza la tortura para aquellos que nunca la hemos disfrutado y que por hacer un esfuerzo de guiri en guirilandia, nos ha dejado dolorido el arco del triumfo.
Lo peor no es eso, no. Por el hecho de verte subida a un trasto de estos, los demás creen que eres hábil con el manillar. Si supieran la de veces que han estado a punto de atropellarme, de ser atropellados por mí o de perderme de vista indefinidamente...
Babs me preguntó en un momento del largo paseo si me gustaba su ciudad, y yo le contesté que el manillar de mi bici me parecía precioso.
Eso fue justo antes de pegarme la hostia de reglamento que ya sabía que iba a padecer. No fue nada serio, pero era el tío con el que me cruzaba o yo. Lo que tiene no saber llevar esto es que no reaccionas como es debido y acabé clavando la bici en una bajada (bajando de un puente claro), cosa que aceleró mi desconcierto e incrementó la ley de la gravedad con la que fuí atraída hacia el suelo. Un show que por suerte no vieron todos, porque si no todavía estaban allí riéndose.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jodeeer! Sólo posteas las penas! ;)
La bici y las rodillas y los codos pelados son sinónimos de cualquier infancia. Bienvenida, aunque sea un poco más tarde...

Loli dijo...

No te dicen nada los puntos suspensivos? Qué impaciente eres.