Es lo que nos ha estado pasando durante dos años, tras soportar el olor corporal femenino más nauseabundo que nadie ha conocido jamás en mi trabajo. No debería resultar tan incómodo decirle a alguien que cada vez que se acerca a dos metros, se me erizan los pelos en la nuca, su olor llega al fondo de mi garganta y eso es algo inexplicable. Pero no soy solo yo,no. Todas mis compañeras se han estado quejando de lo mismo todo este tiempo y nadie le ha dicho nada. Eso si, tenemos todo un repertorio de frases alusorias a cual más bestia y escatológica, pero no han servido de nada, porque ella parece no darse por aludida.
Hasta hoy. Las jefas han tenido que coger al toro por los cuernos y dejárselo caer, en privado y todo eso, porque han hecho cambios en el vestuario y la cosa podría llegar a la tragedia griega en cuestión de días. Ella les ha pedido comprensión mientras soluciona el problema. Yo tengo la impresión de que no va a venir mañana.
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