Tengo un compañero que se debe haber comprado una copia barata del espejito de la madrastra de Blancanieves. Debe ser lo único en el planeta que le diga lo guapo y maravilloso que nos parece a las mujeres, porque cada vez que te acercas a decirle algo hincha el pecho, entorna los ojos y te mira como si fueras la única cosa que va a volver a mirar en su vida. He intentado dejarle claro que no es para tanto, pero siempre hay un par de marujas dispuestas a seguirle la farsa y a reirse de él, cosa que se toma como una clara declaración de intenciones.
Las tías creídas son estúpidas, pero es que los tíos son ridículos.
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