27.2.06

Veraz

He aguantado cuanto he podido, pero al cabo de un rato de escuchar penurias del tipo: "pobresito tu hermano, que dejgrasiaito ej", no he conseguido contener la amargura que me produce el querer ser reivindicada en mi papel, ese que no valora ni siquiera el que me hablaba, porque piensa que es mi deber como hija y que no es recompensado más que cuando mi madre está de buenas y me gasta una broma.
Ya sé que no es justo que todo lo malo se lo haya llevado él (joder, era el polluelo pequeño), pero si no me he dado una leche en una CBR900 será que no me la he comprado para hacer la cabra; si no me encuentro sola (ja!) en los malos momentos es porque no me he ido a la montaña a vivir con Heidi y el perro del abuelito como única compañía.

Pero sigue pareciendo que mi pecado sea ese; utilizar toda la cordura que por lo visto me quedé en el reparto.

Otra cosa. Yo siempre tengo razón, vaya, casi. Se ha confirmado el romance que sospechaba hace meses.

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