9.3.05

Vanidades

Ya he comprobado que mi vanidad no tiene límite. Me he desmelenado en una reunión y no se me ha ocurrido otra cosa que poner en tela de juicio la muy discutible actitud de una de mis encargadas. Venga!! que no se diga que no puedo hacerlo mejor a la hora de buscar enemistades "muy" perjudiciales para mi salud.
También he querido ser sincera al decir que a mi no me afecta personalmente su forma de tratar al personal, ya que yo vivo en una especie de trance místico que me reserva de las vanalidades terrenales. No ha sido así como lo he dicho, pero estoy segura de que es así como ha sonado.
La jefa no salía de su asombro; "si nadie ha subido nunca a quejarse, ¿no serás tú?"
Que no, que a mi no me afecta lo que haga esa loca, pero desde que está de vacaciones, la sección parece la cubierta del "Princesa del Caribe", mientras que todos sabemos que cuando vuelva se transformará en el "Titanic"otra vez.
Esto tenemos que hablarlo.

Mi otra vanidad está herida. Supongo que esperaba un trato diferente por ser yo, pero se ha marchado sin despedirse de nadie. Quizás sea más fácil así, sin tener que explicarle a todo el mundo que yo ya lo sabía, que le he ayudado en lo que he podido, aunque sé que no ha sido suficiente. Espero que le vaya mejor en el futuro.

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