8.5.05

Comunión

Todos en la iglesia para nada, porque nadie es creyente, bueno, menos esa señora alta y rubia de bote que se sabe todos los salmos. La madrina llega tarde, hacemos bromas sobre el anuncio de "Se busca" para el padrino y nos cansamos de ponernos de pie y volvernos a sentar. Al cura sólo le hacen caso los niños y no por creencias, sino porque se podrían perder su papel en la obra que están representando; todos tan serios y concentrados en lo que llevan en las manos que no quieren mirar al público por si luego se llevan una colleja.
"Tomamos algo mientras hacemos tiempo para ir a comer?". Venga.
Terraza, pero no hace calor. Los modelitos de pleno verano hacen estragos sobre la piel de gallina y yo tengo la feliz idea de pagar. Joder con la terraza.
El niño ya lleva puesto su reloj nuevo y la coña es preguntarle la hora cada dos minutos. Por supuesto, se acaba poniendo pesado.
Vamos a comer. Una mariscada y huevos fritos con patatas para quien no quiera gambitas. Competiciones de quien come más, como si hubiéramos estado en la guerra y se nos acabara el tiempo. Mucho vino de aguja, y orujo, y cava, y licores. Vaya castaña que lleva mi hermano.
Es que no teneis casa? parece que se preguntan los camareros. Ea, ya nos vamos. Hay quien quiere seguir la fiesta y yo sé por experiencia que es mejor cortar cuando todavía te lo estás pasando bien, para no agonizar luego y para que no suba el dolor de cabeza que me entró después de llorar como una madalena con mis padres.
Mi hermano sigue con su fiesta particular y nosotros nos vamos retirando con el estómago ya un poquito revuelto.

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