22.11.04

Gabaglio

Esta mañana tenía que acudir a una asamblea sobre lo bien que nos va a sentar la Constitucion Europea. El aburrimiento estaba asegurado, sobre todo cuando he visto quien iba a disertar. Los gerifaltes autonómicos de los mal llamados sindicatos obreros no tienen el don de la palabra. Pero lo chungo ha venido cuando ninguno quería entrar en materia constitucional "porque todos conocéis el tratado europeo".
Pues no chato. Resulta que no nos hemos leído todo el papeleo que nos daís en la entrada de los congresos, porque sinceramente, ya me da sueño que hables, no quiero saber que pasaría si además me pongo a leer. Total, que yo intentaba dilucidar algo entre tanta palabrería, pero me ha resultado imposible entender nada.
Cuando ya estaba a punto de la cabezada desnucadora, ha comenzado a hablar un tío mayor al que todos le habían hecho la pelota anteriormente y yo no sabía porqué. A los dos minutos lo entendí todo. Un italiano simpático y agradable, que se ha pasado 18 meses redactando el tomo protagonista de la historia. Con muchas reuniones y asambleas a sus espaldas para contar, nos ha dado una idea clara de lo que iba la cosa y sin esfuerzo alguno ha captado la atención de todos. Los ha dejado como a unos estudiantes de primaria en la universidad con una facilidad casi absurda.
Por suerte para ellos, han grabado toda la intervención. No estaría mal que hicieran ellos los deberes y luego nos los pidieran a nosotros. Vamos, digo yo.

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